Caricriatura 21



La mujer gorda y amable- después se sabrá el porqué de su buen humor a pesar de su miseria y de la mierda suerte que tiene la familia- está en el afán diario. Muy ocupada y a pesar de eso me atiende. Llegar hasta ahí (una vecindad violenta, deshilachada y donde ya nada se puede predecir), –que es de hecho una de mis hazañas de las que no hay retorno-, fue agotador pero la señora ya tiene lista la sopa. Necesita agua. Bajo su reducida casa una enorme cisterna. Meto la cabeza pues la presume y puedo ver la inmensidad interna; ahí se puede vivir. Respiro la humedad y disfruto ese encierro protector mientras afuera sucede todo. Es tan vasta que hay enormes peces de cultivo que despliegan sus bocas en planos desmedidos, entre verduras y frutas sin cocer. La cisterna no tiene fin, he llegado. Aunque después de eso los jóvenes del barrio me acuchillan. La virgen no estuvo de mi lado aunque no sé. Lo que sí es que tengo que agradecer la imagen de completud del agua acumulada. Lo que haré es dejar intacto este sueño sin el lavado interpretativo.