caricriaturas 51 y 52

Cincuenta y uno.

La orientación, conseguir el horizonte de orientación era todo. Ahí ya no importaba tanto el cómo sino el pa dónde.

Cincuenta y dos.
Y me gustaría que Dios le dijera a Linda en un sueño: -“Yo, Dios, digo a través de quien elige hablar por mi: No mujer, yo no tengo que ver con la muerte de tu tía. Tú, Mujer, dices: sólo Dios sabe porqué hace las cosas. Yo, Dios digo. Sí, si sé porqué hago las cosas y sé a quien o qué elegir para que hable por mí y sé quien cree que habla por mí. Yo lo permito en mi inescrutabilidad. Pero, no, no creas que me interesan la interpretación y el uso que haces de la muerte de tu hermana. Sé que andas dolida porque ese hombre te dejó apenas enamorada y que habías imaginado un destino próspero con él. Pero créeme no fue para que tú te dieras cuenta de la comodidad de tu situación por lo que tu tía falleció. No. Tu hombre te abandonó por tu ambición desmedida y tu falta de criterio y tu tía abandonó la vida por la causa de los misterios que no te serán revelados precisamente porque no te interesa develar ni siquiera tu naturaleza humana. Quien quiera interpretarme está destinado a la confusión y quien quiera hablar por mi, en respeto de mi consideración y condición y guiando a la gente hacia mi, tendrá mi beneplácito”-. Y créeme tan sólo de pensar eso me da vértigo, porque con los años he aprendido a tener temor de Dios